Hablando de gestión emocional en el encuentro de familias
Unas semanas atrás celebramos el Encuentro para familias: ‘Cómo ayudar a nuestros hijos e hijas a gestionar las emociones.’
Una vez más hablamos de la importancia de capacitar y capacitarnos en inteligencia emocional. Identificamos emociones que sentimos y que sienten nuestros hijos e hijas, ante diversidad de situaciones relacionadas con la vida con diabetes. Subrayamos que existe una gran variedad de emociones y que muchas veces no somos conscientes de lo que sentimos. En esta sesión nos paramos a poner nombre a lo que sentimos y descubrimos que se repetían palabras como “frustración”, “rabia”, “indefensión”, “angustia”… Emociones que sólo son negativas si no las manejamos adecuadamente.
Por ejemplo, si ante una discusión con nuestra hija adolescente, en lugar de dejarnos arrastrar por el enfado y decir cosas de las que luego nos arrepentimos, aceptamos que estamos rabiosos en ese momento y decidimos posponer la conversación para cuando estemos más tranquilos y con mejor predisposición, hemos manejado esa emoción con éxito y nos ha servido para afrontar de forma positiva una situación potencialmente conflictiva. Esto es un ejemplo de una adecuada gestión emocional y una forma estupenda de enseñar a nuestros hijos e hijas a hacerlo.
En la segunda mitad de la sesión aplicamos unos pasos para favorecer su capacidad de identificar sus propias emociones, expresarlas y orientarse hacia el afrontamiento positivo de las situaciones. Dentro de ellos subrayamos la importancia de saber escuchar activamente sin juzgarles, mostrándoles verdadero interés por comprenderles. También destacamos la necesidad de ayudarles a poner nombre a lo que sienten y de respetar sus sentimientos, independientemente de si nos gustan o no. Coincidimos en que teníamos la tendencia a tratar de corregir en nuestros hijos e hijas determinadas emociones como: rabia, vergüenza, tristeza… Nos identificamos con expresiones como: “No te pongas así”, “Eso no tiene por qué avergonzarte”, “No llores que hay cosas peores”… Y es que no toleramos verlos sufrir y tratamos de reprimir ese tipo de sentimientos en lugar de usarlos como señales que nos pueden orientar hacia la búsqueda soluciones y/o la mejora de nuestro bienestar. En lugar de rechazar o evadir esos sentimientos, vamos a indagar con serenidad por qué siente vergüenza, qué le hace enfadar o llorar. Tomando conciencia de lo que ocurre podremos avanzar hacia formas útiles de afrontarlo.
Otra costumbre muy arraigada que sacamos a la luz es la de decirles lo que tienen que hacer, buscarles soluciones en lugar de potenciar que sean ellos y ellas quienes las generen. Un buen propósito que plantearnos es el de ser pacientes y, en lugar de arrastrarnos por la necesidad de “quitarles” problemas, ayudarles a pensar por sí mismos/as para que se vayan convirtiendo en personas capaces de afrontar situaciones difíciles que forman parte inherente de la vida y nos dan la oportunidad de ser más fuertes.
Nos consta que muchas personas quieren pero no pueden asistir presencialmente a esta actividad. Por ello, vamos a elaborar videos donde trasladaremos orientaciones sobre los temas que hemos ido abordando. No obstante, el recurso online no sustituye la participación presencial, donde podemos disfrutar de la experiencia de compartir con otras familias, sentir la compañía y la comprensión del grupo. Este beneficio es realmente palpable en los niños y niñas que se reúnen en el otro espacio, donde disfrutan del encuentro con otros y otras que ¡también tienen diabetes! En ese espacio, lo normal es que suene alguna alarma de sensor , que alguno tenga que tomarse el zumo y a otra le toque corregirse con insulina. Unas circunstancias maravillosas para darse cuenta de que hay muchas más personitas que se cuidan como ellos e , incluso, que la diabetes puede ayudarnos a conocer gente fantástica que probablemente no hubiéramos conocido.
Tras esta sesión tan enriquecedora, nos marcamos el reto de continuar ahondando en próximos encuentros en la gestión positiva de emociones como la frustración o la rabia. Agradecemos muchísimo la honestidad y generosidad con la que siempre participan.
Texto: Elsa Espinosa, psicóloga sanitaria especialista en diabetes, ADT.
Vídeo:
